Generalmente cuando tengo hambre me duele la cabeza o estoy insoportable, me pasa lo de snickers, No eres tú cuando tienes hambre.
Mirá lo que encontré en algunos portales. Te va a interesar ;)
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Mientras más tiempo pase entre tu última comida, la cantidad de estos nutrientes en tu torrente sanguíneo disminuye. Si estos nutrientes descienden demasiado, el cerebro interpreta esta falta de alimento como una amenaza a la vida.
El cerebro es uno de los órganos que más consume energía en nuestro cuerpo y sobretodo depende de glucosa para funcionar. Por esa razón, al tener hambre, a nuestro cerebro le cuesta trabajo concentrarse y comenzamos a volvernos más torpes o cansados. Pero además, cuando tenemos hambre el cerebro tiene más dificultades para comportarse, así que debe decidir si reúne toda su energía para que puedas trabajar o para que seas una persona agradable y sociable. Pero además de la falta de concentración, las personas pueden enojarse también por una respuesta que tu cerebro envía para que los órganos liberen hormonas que ayuden a incrementar los niveles de glucosa.
Así, las cuatro principales hormonas que pueden ayudar a los niveles de glucosa son: la hormona del crecimiento de la glándula pituitaria situada en lo profundo del cerebro; glucagón del páncreas; y la adrenalina, que a veces se llama adrenalina y cortisol, que son a la vez de las glándulas suprarrenales. Estas últimas dos son hormonas de estrés que son lanzadas en el torrente sanguíneo cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles.
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Así que, si la adrenalina es una de las hormonas lanzadas al torrente sanguíneo, la respuesta que obtendremos será una agresiva, por lo que si alguien te habla mientras tienes hambre es probable que respondas un poco alterado.
Pero hay otro elemento que puede provocar que nos enojemos con más facilidad cuando tenemos hambre y éste es la serotonina. Cuando sus niveles son bajos es uno de los causantes de nuestra irritación. La serotonina es una hormona encargada de controlar nuestros diferentes estados, como la ira, ansiedad, apetito, excitación, sueño, angustia, etc…
También debemos tener en cuenta que el ayuno prolongado y posterior descenso de glucosa en sangre (hipoglucemia) puede venir acompañado de algún mareo y malestar; algo que comúnmente muchas personas describen como “un bajón de azúcar”, el cual suele pasarse tras tomar algún alimento o bebida dulce.
Ya sabés, portate bien con tu cerebro y todo tu cuerpo te lo agradecerá y la gente de tu alrededor también.
Fuente: 20 minutos, Conéctica