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Foto: Internet |
Cuando nacemos empezamos a
conocer el mundo a través de la boca, nuestra madre nos alimenta con leche y
succionamos de su pecho. Vamos creciendo y todo lo probamos con la lengua,
juguetes, tierra, papeles y cualquier elemento que esté a nuestro alcance.
Seguimos creciendo y la comida gira alrededor de la mayoría de las actividades
y emociones. Pero, ¿realmente tenemos conciencia de lo que nos metemos a la
boca? Comemos porque sí, porque toca, porque estamos apurados, porque estamos
tristes, para dar contento a mi abuela… infinidad de excusas que se convierten
en malos hábitos que son responsables de enfermedades.
Ahora se está hablando mucho de
la “alimentación consciente o mindfoodness” que es la capacidad de prestar atención plena a lo
que comemos y la relación con nosotros mismos trabajando la mente y las
emociones. De esta manera se pueden prevenir enfermedades controlando ingestas
por emociones o factores externos, promoviendo un comportamiento alimentario
saludable.
Podés encontrar muchos consejos e información sobre mindfoodness en Internet, es todo un ritual.
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Foto: Internet |
No es dieta, es un estilo de
vida.
Y de ahí viene la Cocina Consciente que tiene como características
principales elegir alimentos con responsabilidad y placer gourmet para ganar
energía, equilibro y salud sin dejar de lado el sabor. Las opciones
gastronómicas naturales se van sumando, están presentes en las mesas de los
hogares como en restaurantes, pues no se trata de sólo una hermosa
presentación, sino de consumir calidad y salud.
La cocina consciente la elegimos
guiados por nuestro conocimiento, nos obliga a comer mejor: alimentos frescos,
naturales, sin saborizantes, conservantes ni aditivos, cero enlatados y
procesados.
Volver a lo natural esa es la
premisa.
¿Cómo te alimentás vos? ¿Qué
sentís al comer? ¿Cuál es tu relación con la comida?
Somos cómo comemos. Somos lo que comemos
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Julia Roberts en Comer, Rezar, Amar. Foto: Internet |
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